SANTA MARGARITA,
REINA DE ESCOCIA
MADRE Y PATRONA DE ESCOCIA
Antes del cristianismo, achicado el hombre, por su pecado, en su persona y en su vida social, no conocía la grandeza de las intenciones divinas sobre la misión de la mujer en el nacimiento de los pueblos; la filosofía y la historia no sabían que la maternidad pudiese elevarse a tal altura. Pero el < Espíritu Santo, dado a los hombres para instruirlos en toda verdad, multiplica después de su venida los ejemplos, con el fin de revelarnos la grandeza del pan divino, siendo la fortaleza y la suavidad las que en esto, como en todo lo demás, presiden los consejos de la Sabiduría eterna. Escocia era ya cristiana hacía tiempo, cuando le fué dada Santa Margarita, no para conducirla al bautismo, sino para establecer entre sus diversas regiones, con frecuencia enemigas entre sí, la unidad que constituye la nación.
En el exacto cumplimiento de sus deberes de reina, encontró la santidad. De este modo nos ha enseñado que la verdadera y única misión de los príncipes cristianos, consiste en afianzar la paz y la unión de los ciudadanos, para que pueda florecer la caridad en la sociedad y en las almas.
VIDA
Margarita nació en el destierro en 1045 y no conoció a Inglaterra, su patria, hasta 1054. Pronto tuvo que huir con su familia a Escocia. Allí la pidió por esposa el rey Malcon III en 1070. Tuvo seis hijos, dos de los cuales son honrados como santos. Margarita hizo uso de su influencia para reunir a la nación en torno al rey. Reprimió los abusos e indujo al pueblo a que cumpliese los mandamientos y usos de la Iglesia. Empleó sus riquezas en construir iglesias y aliviar a los pobres. Al morir el rey el 13 de Noviembre de 1093, ella misma le siguió tres días más tarde. Sus reliquias desaparecieron en el siglo xvm. Inocencio XI extendió su fiesta a la Iglesia universal en el año 1693.
LA INTERCESIÓN DE UNA REINA
"Señor, que inspiraste a la bienaventurada reina Margarita un tierno amor a los pobres: haz que por su intercesión y ejemplo se acreciente continuamente tu caridad en nuestros corazones'".
Bendita seas, pues, por el ejemplo que nos has dado. Siendo Reina, quisiste, según el consejo y el ejemplo del Maestro, hacerte la más pequeña de todos, lavando los pies a los pobres y sirviéndoles humildemente. Rica en bienes de la tierra, los distribuíste con liberalidad a los desgraciados y a las iglesias de tu reino. Pide a Dios que tengamos la dicha de comprender lo que es la humildad de corazón y practicar la caridad fraterna. Desde lo alto del cielo donde reinas, no te olvides de Inglaterra, tu patria, ni de Escocia, cuya protección te ha confiado la Iglesia. Con San Andrés, que participa de este patronato, conserva para Dios las almas fieles, multiplica el número de las conversiones a la fe verdadera, y haz que pronto el rebaño completo se acoja gozoso bajo la protección del único Pastor
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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