Dom Gueranger
SAN TITO, OBISPO Y CONFESOR
UN DISCÍPULO DE SAN PABLO
Hoy la sagrada liturgia pone ante nuestra consideración un Obispo de la Edad Apostólica, discípulo de S. Pablo; su vida nos es poco conocida; pero el doctor de las gentes le ha hecho inmortal con la epístola que le dirigió. Por donde quiera que la fe de Cristo sea llevada, Tito lo mismo que Timoteo, será conocido de los fieles; y la Iglesia consultará con veneración hasta las consumaciones de los siglos la Epístola dirigida a un simple Obispo de la isla de Creta, pero que fué dictada por el Espíritu Santo, y por lo mismo destinada a formar parte de la Sagrada Escritura que contiene la palabra de Dios. Los consejos y normas de dirección que encierra esta admirable Epistola fueron la regla del Santo Obispo, a quien Pablo profesaba un amor tan tierno. Tito tuvo la gloria de establecer el cristianismo en esta isla, en que el paganismo tenia uno de sus principales centros. Sobrevivió a su maestro, inmolado en Roma, bajo el filo de la espada en el reinado de Nerón; y como San Juan en Efeso, se durmió apaciblemente en el Señor, en edad muy avanzada, rodeado de veneración por parte de la cristiandad que él mismo había fundado. Su vida ha dejado tras sí pocas huellas; pero las que nos quedan referentes a él dan una idea clara de uno de esos hombres de virtud eminente, que Dios escogió al principio, para hacer de ellos los primeros pilares de la Iglesia '.
¡Oh bienaventurado discípulo de San Pablo, la Iglesia ha querido dedicar un día en el año para celebrar tus virtudes e implorar tu intercesión; muéstrate propicio a los fieles que glorifican al Espíritu Santo por los dones que difundió sobre ti! Has cumplido con celo y constancia el cargo pastoral; todos los rasgos que según tu maestro San Pablo, deben formar el carácter de un Obispo, y que él enumera en la carta que te dirigió, se hallan reunidos en tu persona. Acuérdate de la Iglesia militante cuyos primeros pasos sostuviste. Frecuentemente ha sido combatida, pero ha triunfado de todos los obstáculos, y camina hacia adelante convirtiendo las almas y dirigiéndolas hacia su celestial Esposo, hasta el día en que venga a detener el curso de los tiempos para abrir las puertas de la eternidad. Hasta tanto que esta hora haya sonado, contamos, oh Tito, con tu poderosa intercesión; desde lo alto del cielo salva con tu poderosa intercesión a las almas, como lo hiciste en la tierra con tus trabajos pastorales. Pide a Jesús pastores que sean semejantes a ti. Y que en la isla, que un día conquistaste para la verdadera fe, y sobre la que hoy se extienden las sombras de la infidelidad y los estragos del cisma, tremole el estandarte de la cruz; que, por tus méritos, la cristiandad de Oriente se reanime y que aspire a la unidad, única que puede preservarla de una disolución completa.
Notas
1. Una piadosa tradición pretende aíirmar que San Tito fué el Apóstol de los Dálmatas y que murió muy entrado en años, en Creta. Pío I X ordenó que su fiesta fuese celebrada en toda la Iglesia,
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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